Los habitantes de La Vela, en el municipio Colina del estado Falcón, han vivido con la esperanza de la reapertura de la frontera con Curazao.
La reapertura de la frontera con Curazao ha significado una luz de esperanza para los habitantes de La Vela en el municipio Colina del estado Falcón.
Las principales actividades económicas y laborales de los habitantes de La Vela en el municipio Colina del estado Falcón, estaban centradas en las embarcaciones comerciales con destino a Curazao. Dichas actividades se vieron afectadas durante cuatro años por el cierre de las fronteras marítimas con la isla.
“Esta noticia es una alegría para el pueblo porque el pueblo vive de las islas y las islas viven de Venezuela”, señaló Ignacio Mustiola, quien se dedica a la reparación de las embarcaciones con destino a Curazao.
Del mismo modo, Mustiola aseguró: “Desde el cierre hace cuatro años, todo se volvió más difícil, cada vez había menos lanchas para reparar y embarcaciones para preparar, debido a que no tenían a dónde ir. Muchos nos vimos en la necesidad de cambiar de empleos y rebuscarnos para poder sustentar a nuestras familias”.
“Últimamente estaba trabajando en Punto Fijo, esta noticia me da esperanza de trabajar aquí en mi comunidad”, confesó Mustiola para Nuevo Día.
Del mismo modo, Mustiola ya trabaja en la reparación de algunas embarcaciones en La Vela, esto debido a que los dueños de las embarcaciones quieren estar al día con el estado de sus lanchas antes de la apertura fronteriza de Curazao.
El directivo Cámara de Comercio La Vela de Coro, Juan Gotopo, compartió la noticia en sus redes sociales:
Se estima que un gran porcentaje de la comunidad veleña se ve beneficiada con la apertura de la frontera marítima con Curazao el próximo 3 de abril.
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Juan Rafael Cordero Sánchez, quien también es habitante de La Vela, manifestó que la comunidad está contenta con la apertura fronteriza que les va a permitir volver a las islas. “Esta noticia ha hecho muy feliz a la gente de La Vela”, dijo Cordero para Nuevo Día, quien además señaló: “Esto es un alivio económico para nosotros después de cuatro años sin poder viajar”.
“Yo viajaba semanalmente y con eso podía sostener a mi familia”, confesó Cordero para Nuevo Día.
