El viaje fue como una tormenta de arena en el desierto: rápida, con giros inesperados y, a veces, tan densa que no se podía ver con claridad lo que estaba enfrente.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, realizó esta semana su primera gira oficial por Oriente Medio desde que asumió el cargo. El viaje de 4 días estaba destinado a reforzar los lazos entre la región y el país norteamericano, sin embargo, parece que no todos los objetivos fueron alcanzados.
El inquilino de la Casa Blanca primero visitó Israel, donde reiteró su compromiso de asegurarse de que Irán no logre desarrollar un arma nuclear, señalando que la diplomacia es la mejor vía para alcanzar ese fin.
No obstante, su promesa no pareció convencer a sus anfitriones, que la recibieron con notable escepticismo, recoge la CNN.
“Las palabras no los detendrán, señor presidente. La diplomacia no los detendrá. Lo único que detendrá a Irán es saber que, si continúan desarrollando su programa nuclear, el mundo libre usará la fuerza. La única forma de detenerlos es poner sobre la mesa una amenaza militar creíble”,
respondió el primer ministro israelí, Yair Lapid.
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De hecho, Irán fue uno de los temas principales que estuvieron sobre la mesa durante el encuentro bilateral entre Biden y Lapid, que tuvo lugar este jueves.
¿De qué se habló en Arabia Saudita?
Al día siguiente, el mandatario aterrizó a Arabia Saudita para mantener una reunión con el monarca del país, Salmán ben Abdelaziz, y el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, con el fin de intentar reconstruir las relaciones entre Washington y Riad, y con la intención de buscar una solución para rebajar los precios de los combustibles.
Por su parte, el príncipe heredero anunció este sábado que el reino aumentará la capacidad máxima de producción diaria de petróleo hasta 13 millones de barriles para el 2027, pero advirtió que tras el alza no habrá la posibilidad de incrementarla para satisfacer la creciente demanda de crudo, en medio de la crisis energética global.
Mientras tanto Biden, que llegó al reino con esperanzas de cerrar un acuerdo sobre la producción de crudo que le ayudara a solucionar el problema con los precios domésticos de la gasolina, que situaron la inflación por encima de las cifras máximas en 40 años y amenazaron a su índice de aprobación, tuvo que marcharse de la región con las manos vacías, ya que no se produjo ningún anuncio inmediato.
Sin embargo, el líder estadounidense no pierde la fe en que esta cuestión sea abordada por parte de los países miembros de la OPEP+ durante la reunión programada para el próximo 3 de agosto. “Espero ver lo que vendrá en los próximos meses”, manifestó, citado por Reuters.
Por otro lado, Israel consideraba que el viaje de Biden a Arabia Saudita generaría vínculos más cálidos con Riad y se produciría un acercamiento árabe más amplio.
En ese contexto, el presidente de EE. UU. pensaba proponer la creación de una alianza de seguridad regional, que incluiría a Jerusalén, para combatir las amenazas iraníes, pero el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, indicó no estar al tanto de ninguna discusión sobre una alianza de defensa del Golfo-Israel y que el reino no estaba involucrado en tales conversaciones.
“Estados Unidos no se irá a ninguna parte”
El mandatario también participó en la cumbre con los líderes de seis países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) (Arabia Saudita, Catar, Baréin, Kuwait, Omán y los Emiratos Árabes Unidos), además de Jordania, Egipto e Irak, que se celebró en la ciudad saudita de Yeda y en la que se mantuvieron conversaciones sobre seguridad regional y relaciones bilaterales con Washington.
Biden intentó reafirmar el liderazgo de su país en Oriente Medio, afirmando que seguirá siendo un socio activo en la región. Pero sus palabras no tuvieron ningún efecto a la hora, tal y como ya se ha dicho, de sellar compromisos acerca de Israel o un aumento inmediato de la producción de petróleo.
No obstante, el resto de los líderes hicieron caso omiso a los comentarios de Biden y expusieron sus propios puntos de vista sobre los asuntos principales. Así, Bin Salmán se dirigió a Irán, instándolo a “cooperar con las naciones de nuestra región”, a la vez que le solicitó que “no interfiera en los asuntos internos” de otros países.
Por otro lado, el emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, afirmó que los ataques de Israel a Palestina aportan inestabilidad a la zona, a la vez que sus actos violan el derecho internacional.
“Una de las fuentes más importantes de inestabilidad persistirá a menos que Israel deje de violar el derecho internacional reflejado en la construcción de asentamientos y cambiando el carácter de Jerusalén y continuando asediando Gaza”, declaró, señalando que considera como “inapropiado que los árabes sigan haciendo propuestas mientras el papel de Israel se limita a rechazarlas y aumentar su intransigencia”.
Una vez la cumbre ya estaba finalizada, el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita agregó que la decisión de Riad de abrir su espacio aéreo a todas las compañías aéreas, incluidas las israelíes, no tiene nada que ver con el establecimiento de lazos diplomáticos con Jerusalén y no podía considerarse como un indicio de pasos adicionales.
Biden, por su parte, había calificado tal paso como “histórico”, que se debe “a meses de diplomacia constante” entre su administración y el reino árabe.
Con información de RT