El hambre emocional no es lo mismo que el hambre real o fisiológica, pues esta aparece de manera repentina y como una sensación de ansiedad por comer, y luego genera culpa y frustración.
Aunque no se considera un trastorno en sí, resulta un tipo de alimentación desordenada que utiliza la comida para sentirse mejor ante la presencia de emociones intensas.
Partiendo de ello, expertos señalan que ese desorden alimenticio tiene un trasfondo psicológico o de comportamiento que debe ser analizado y tratado lo más pronto posible.
¿Qué es el hambre emocional?
Es una respuesta en el que las personas comen obedeciendo a una compulsión, no por necesidad real de ingerir alimentos que le proporcionen energía al cuerpo, por ejemplo.
En tal sentido, el hambre emocional generalmente aparece ante emociones intensas como estrés, tristeza, ansiedad, depresión, entre otras. Mientras que el hambre real surge como respuesta del cuerpo ante la demanda de energía.
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Ansiedad o necesidad por comer
Si deseas distinguir si las ganas de comer están asociadas a una necesidad fisiológica o una situación emocional en particular, te compartimos las señales más relevantes:
Cuando el hambre es real se siente en el estómago, es gradual y paciente, acepta cualquier tipo de comida, se deja de comer al estar saciado, y no hay culpabilidad. Pero, cuando se come por ansiedad, es un hambre:
– Repentina y urgente.
– Suele dirigirse a un tipo específico de comida.
– Se siente arriba del cuello.
– Está relacionada con elecciones automáticas de alimentos y distracción al comer.
– La persona sigue comiendo aún y cuando ya se siente saciado.
– Al terminar de comer se siente culpa.
De interés
En caso de presentarse una o más de las señales antes descritas, no dudes en pedir ayuda a un profesional de la salud mental, pues es probable que estés desarrollando un problema con la hora de comer.