Carolina casi pierde la vida en uno de los ríos, un joven que viajaba en la caravana la sujetó con fuerza del brazo para salvarla. Conoce la historia de esta paraguanera que cruzó el tapón del Darién para llegar a EE.UU
“Cada segundo en la selva fue desesperante”, así recuerda Carolina, una paraguanera de 26 años su travesía de llegar a Estados Unidos a través del Tapón de Darién, una decisión que tomó tras vivir cinco años en Colombia.
El trauma se escucha aún en sus relatos, más que daños físicos asegura que esta ruta marcó su salud mental para siempre y que espera superar con el tiempo la experiencia.
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Para la paraguanera, cuatro días fueron suficientes para el desgaste físico y emocional que le causó la travesía, a pesar de que escuchó muchas historias antes de cruzar la selva del Darién, señala que nada se compara con cada segundo en ese lugar.
“Las ganas de seguir luchando por mi futuro me impulsaron y no pensé en el momento que me exponia a tantos peligros”.
Pese a sus traumas, describe a la selva como un espacio inimaginable, una vegetación hermosa que la cubre muchos riesgos; animales salvajes, ríos violentos y montañas resbalosas que te ponen en riesgo.
“No crucen la selva y menos con niños”
Carolina, reconoce que la fuerza física no es suficiente en la inmensa selva, ya que vio caer a jóvenes y continuar hasta el final con adultos, pero también morir a inocentes que entraron en la selva con sus padres en un camino inhóspito para ellos.
“Una vez en Darién no queda más que cuidarte. Nadie hará por ti, lo que tú no haces, esa selva no es lugar para mujeres menos con niños”.
Advirtió según su experiencia que cruzar con niños el tapón, es la peor decisión que se puede tomar, incluso recalcó que es una travesía a la que se enfrentó, pero que jamás volvería a hacerla.
Uno de los traumas que Carolina no supera es continuar hasta el final con quienes llevaban el dolor fresco de un familiar que dejaron muerto en la selva, recordó que vio morir a personas jóvenes de infarto tras consumir demasiado energizantes.
También relató que durante la caravana consiguieron a mujeres que habían sufrido de agresión sexual en la selva, y gritaban que preferían la muerte por el trauma.
“No te imaginas lo difícil que es decidirte por abandonar a personas heridas, eso jamás se olvida”.
Secuestrados al inicio de la travesía
La región del Tapón del Darién recibe ese nombre por ser el único punto donde se corta la Carretera Panamericana, una red de autopistas que une 14 países desde Chile hasta Estados Unidos.
En total, 130 kilómetros de una majestuosa vegetación, calor asfixiante, ríos y pantanos por donde cruzan diariamente migrantes de más de 50 países provenientes de regiones tan lejanas como África y Asia que buscan desesperadamente llegar a Estados Unidos.
Todo esto no era desconocido para Carolina, en Estados Unidos le esperaba su novio y familiares, quienes le advirtieron el peligro de su decisión, pese a esto se atrevió y contactó con unos amigos las opciones para adentrarse en la selva de Darién.
El costo de este plan de Carolina fue de 2.800$ y secuelas psicológicas que espera superar.
La ruta inició en el aeropuerto de Bogotá el grupo de amigos y Carolina tomaron el vuelo hasta la zona de Montería, una ciudad intermedia, que se ubica en la parte sur de la Costa Caribe de Colombia y la capital del departamento de Córdoba.
El siguiente paso fue llegar a Necoclí, donde tendrían el primer contacto para salir en lancha hacia Capurganá, un viaje que se logró luego de dos días por las condiciones climáticas.
Este viaje tiene un aproximado de dos horas, sin embargo, la salida tuvo tropiezos para el grupo de venezolanos ya que fueron secuestrados por otros lancheros que tenían inconvenientes con el grupo “contratado” por los migrantes
Tras resolver y estar varados por 5 horas, finalmente los liberaron, pero con un costo adicional en dólares para permitirles desembarcar en Capurganá.
En la llegada, los indígenas se encargaron de recibirlos; sin mucho que conversar separaban a los niños y las mujeres. En este punto, inició una larga caminata en la selva que recuerda con desesperación, ya que fueron muchas horas y caminos peligrosos.
“Crucé una montaña totalmente inclinada donde todos lloramos de la desesperación de imaginarnos que podíamos caer en ese precipicio”.
La pesadilla está presente
Recuerda la crecida inesperada de un río donde murió un niño de cinco años, pese a que su mamá hizo todo para ayudarlo la fuerza del agua era increíble y lo arrastró.
“La desesperación de esa mujer fue tan grande que tomó la misma cuerda con la que nos cruzaban y se la colocó en el cuello, una decisión fatal de la que todos fuimos testigos”.
Carolina detalla que luego de lo sucedido con el niño el grupo continuó en silencio y sufriendo, el deseo de salir de la selva creció, se aferró a esa triste escena para seguir ya que sus seres queridos la esperaban en Estados Unidos.
La joven paraguanera relata que casi pierde la vida en uno de los ríos, para ese incidente contó con la ayuda de un joven que viajaba en la caravana, quien la sujetó con fuerza del brazo para salvarla de ahogarse. “Cuando recuperé el conocimiento, no paraba de llorar”.
“Sales de Darién feliz porque estás vivo, pero aún sueño con los llantos de los que no lo lograron, el dolor de los que se separaron de sus parientes y ese sonido espeluznante del tapón durante la noche.
No lo hagan, no es un sitio para humanos”, finalizó
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