Esta semana el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso se enfrenta a una posible destitución por parte de la Asamblea Nacional.
Comienza una semana crucial para el gobierno del presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, quien en los próximos días podría ser destituido por la Asamblea. Sin embargo, el mandatario tiene un as en la manga: podría activar un recurso constitucional que le permite disolver al Legislativo.
El primer revés se lo propinó la Asamblea —dominada por la oposición— el domingo, con la reelección en la presidencia a Virgilio Saquicela. Este obtuvo más de dos tercios de los 137 legisladores a pesar de los esfuerzos del Ejecutivo en las últimas semanas de sumar asambleístas a sus huestes.
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Saquicela decidió que la fase final del juicio político a Lasso comience el martes con la comparecencia del mandatario ante el pleno de Legislativo. Allí los asambleístas tendrán dos horas para sustentar la acusación por malversación de fondos tras lo cual Lasso tendrá la misma cantidad de tiempo para defenderse. Después ambas partes tendrán una hora adicional para eventuales réplicas.
Al final de ese proceso inicial, Lasso se retirará de la Asamblea y se iniciará un debate en el que cada uno de sus 137 integrantes podrá hablar durante 10 minutos.
Según estimaciones de los mismos legisladores, el próximo sábado se realizará la sesión final para determinar la suerte de Lasso. El mandatario ha rechazado la acusación de malversación de fondos públicos que pesa en su contra.
En el proceso, Lasso podría según lo marca la ley, activar un recurso constitucional que le permitie disolver a la Asamblea sin aprobación de ningún órgano estatal. De tomar esta decisión podría gobernar por decreto hasta por seis meses, con el control de la Corte Constitucional, y a la par debería convocar elecciones.
Lasso, un exbanquero de derecha de 67 años, asumió el poder en mayo de 2021 para un período de cuatro años. Desde el principio de su mandato afrontó una férrea oposición legislativa que rechazó sus principales proyectos de gobierno.