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miércoles, abril 24, 2024

El Garúa, el bar bohemio en Coro


La letra y música del tango Garúa dieron nombre al bar que funciona en el barrio La Guinea de Coro.

Punto de encuentro con sello de tradición y corianidad, así es El Garúa, el bar bohemio en Coro.

Su acta de nacimiento data del 30 de agosto de 1943.

Antes funcionaba en esta casa, ubicada en la esquina de la calle Monzón con Colón, la bodega fundada en 1915 por Telesforo Ruiz.

Ruiz era de San José de Cocodite, Paraguaná.

Desde 1940, su hijo Luis Ruiz se encarga de la bodega, en 1943 le dio forma de bar.

Con la guerra mundial, al bajar las ventas, se le ocurrió a su regente cambiar de ramo a uno que generara más ingresos.

Este ramo fue la venta de cocuy.

También vendían licores traídos de Curazao.

El Garúa, el bar, tango

El bar no tenía nombre hasta que Ruiz escuchó Garúa, tango que lo inspiró a bautizar su local con ese título.

Desde entonces El Garúa se ha posicionado como referencia de la bohemía en Coro.

Ahí coinciden intelectuales, poetas, políticos, artistas, estudiantes, el pueblo llano.

Su símbolo es la rockola. La que se exhibe actualmente llegó al bar en 1958.

Hoy se siguen escuchando boleros, baladas, tangos, rancheras, voces femeninas y masculinas, de Venezuela y el exterior, en inglés y en español.

Delegado

Luis Ruiz, hijo,« Wecho» es el encargado de la taberna desde que su papá le pasó el testigo.

Jocoso y serio a la vez, dice que aprendió a torear a los pasado de tragos.

Misses, actrices, escritores

Cierra a las 12:00 de la medianoche. Tiene 65 años de edad, ya no está para trasnochos.

El Garúa ha recibido a artistas de talla internacional y nacional, actrices, escritores, reinas de belleza, como María de las Casas.

Con ella hay anécdotas: Oyó que dijeron: “Wecho, pásame un pantaletazo”, ella preguntó: “¿Qué es un pantaletazo?”. Pasar un trapo a la mesa para secarla.

La reina, luego, pidió:”Pásame un interiorazo”.

La dueña del bar El maní es así en Caracas conoció El Garúa porque los corianos clientes de su bar hablaban de este recinto.

El esposo de ésta cantó tangos, y quedó encantado de que la audiencia coreó y aplaudió:

“Nunca me había pasado eso de que la gente coreara conmigo con tanta emoción”, expresó.

Saborearon cervezas en este bar la actriz Yolanda Méndez y el flautista zuliano de fama internacional Huáscar Barradas, entre otros famosos.

Hugo, Orlando, Ibrahim, Rafael… en El Garúa

Entre las tertulias de alto calibre e históricas, Wecho rememora la sostenida por el novelista y poeta Orlando Chirinos, el poeta Hugo Fernández Oviol y el poeta Álvarez, a la que se unió el dueño de El Garúa, Luis Ruiz.

Wecho fue testigo, como encargado del bar.

«A mí me tocó escuchar simplemente las vivencias, para aprender de estos grandes, que ya habían recorrido un camino, marcado pauta en la vida », comenta.

Otra tertulia inolvidable es la del genial Ibrahim López García, el poeta Miranda, Luis Alberto Crespo, Emiro Durán y José Gotopo.

Bueno de verdad

Luis Alfonso Bueno, escritor, abogado y militante político, dejó Textos y pretextos, en homenaje a su visita a El Garúa después de cinco décadas sin entrar.

Así conoció Wecho al buen Bueno.

Improvisaron un almuerzo navideño y restituyeron la amistad que se había rotó con el papá de Wecho por razones políticas, el señor Ruiz y Luis Alfonso militaron en Acción Democrática.

Cuatro años después, en febrero del 2020, falleció Bueno.

Filosofía

Otro visitante a esta taberna fue el autor del libro Filosofía de la imagen, Fernando Buen Abad, quien protagonizó un hecho entretenido: Alejandro García, escritor de la columna Séptimo cielo en Nuevo Día, le comentó a un señor con quien estaba platicando en El Garúa, que él le tomó más amor al cine cuando leyó Filosofía de la imagen.

Le preguntó a su interlocutor que si había leído este libro, a la cual el interlocutor contestó: “Claro que sí lo leí, ese libro lo escribí yo”.

Esa misma noche la Guardia Nacional realizó una redada en este recinto: “Buenas noches, cédula en mano, todos contra la pared”.

Al volver la calma, el filósofo mexicano Buen Abad expresó: “No, vale, esos muchachos fueron decentes, dijeron buenas noches y por favor, y nos pusieron contra la pared (…) En México, hubiéramos aparecido quién sabe cuándo”.

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Despechos en el bar El Garúa

Una anécdota de un despecha’o, que acaba de terminar con la novia, y pidió a Wecho que seleccionará una ronda de canciones, y éste seleccionó: “4 sueños”, “Esta noche me emborracho”, “¿Por qué ahora?”, “El malquerido”.

El hombre, ya al borde, gritó: «Y es que me vas a matar? ».

En su barra y mesas de madera, en dos ambientes, se sirven cervezas, cocuy, ron, whisky. Lo que más se vende en este tiempo es el cocuy, por ser más económico.

Con Wecho, comenzó a frecuentar El Garúa un público más joven, contemporáneo con él.

Locación de arte

Así fue como el artista plástico José Gotopo llegó a este lugar en 1987, y montó una exposición.

Abrió las puertas para que prosiguieran haciéndose allí recitales de poesía, y la obra de teatro Arrastrando la cobija, ambientada en un burdel.

Se han presentado bandas de rock, el Trío Manaure, Tolito, entre otros grupos musicales.

Aliado de El Garúa

Wecho menciona entre los aliados de El Garúa a la emisora Radio Coro 780 A.M.

Expresa su orgullo de que este bar ha estado desde sus inicios de la mano con la corianidad.

Entre tangos

Esta conversación en ocasión de los 496 años Coro y los 80 de El Garúa fue acompasada por la música y las letras de: “Nostalgia”, “Volver”, “Como yo te amo”, “Como violetas también regresarás”, Perdamonos, y escoltada por retratos de trovadores, actrices y otros referentes.

Detrás observaba Cherry Navarro- en un retrato-, quien partió en 1967, año en que fallecieron el Che Guevara y Chema Saher.

A Wecho le llama la atención la coincidencia de las Ch.

Como visitantes históricos, nombra, a Manuel Felipe Sierra, Darío Medina, Rafael Álvarez, Juan Orlando Aguilar y Eudes Navas Soto.

Gardel y Sadel

Hay dos protagonistas de El Garúa: Alfredo Sadel y Carlos Gardel, porque son la génesis de este bar.

Los dos salones exaltan estos nombres, tallados en tablas de madera.

La idea de bautizar estos espacios en honor a estos intérpretes fue del poeta Eudes Navas Soto.

“Corianía”

Como coriano de arraigo Ruiz pide a los habitantes de esta ciudad, disciplina, respeto y colaboración.

A a los gerentes gubernamentales les exige transparencia en la administración.

Expresa Wecho “corianía” para definir el sentimiento y vínculo que él y su Garúa han forjado con Coro.

Confesiones

Wecho confiesa que cuando asumió la responsabilidad de estar al frente de El Garúa, no lo escogió él, no era lo que hubiese querido ser, quería ser abogado, psicólogo, periodista, diplomático.

Pero cada una de esas profesiones, de alguna manera, las desarrolló en este bar: “Eso me ha llenado y me ha hecho feliz”.

Dice que este oficio lo ejerce con cariño y le ha servido para vivir dignamente, formar a su familia y seguir de pie en este país, que, a veces, pareciera se cae a pedazos.

“Tenemos sueños y razones para estar aquí y voluntad para seguir viviendo”, reitera.

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Horario

6:00 de la tarde hasta las 12:00 de la medianoche.

De martes a sábado.

Homenajeado aniversario 80 El Garúa

El homenajeado del aniversario número 80 será el artista plástico y cultor falconiano José Gotopo.

Garúa (tango)

¡Qué noche llena de hastío y de frío!
El viento trae un extraño lamento.
¡Parece un pozo de sombras la noche
Y yo en la sombra camino muy lento.!
Mientras tanto la garúa
Se acentúa
Con sus púas
En mi corazón…

En esta noche tan fría y tan mía
Pensando siempre en lo mismo me abismo
Y aunque yo quiera arrancarla,
Desecharla
Y olvidarla
La recuerdo más.

¡Garúa!
Solo y triste por la acera
Va este corazón transido
Con tristeza de tapera.
Sintiendo tu hielo,
Porque aquella, con su olvido,
Hoy le ha abierto una gotera.
¡Perdido!
Como un duende que en la sombra
Más la busca y más la nombra…
Garúa… tristeza…
¡Hasta el cielo se ha puesto a llorar!

¡Qué noche llena de hastío y de frío!
No se ve a nadie cruzar por la esquina.
Sobre la calle, la hilera de focos
Lustra el asfalto con luz mortecina.
Y yo voy, como un descarte,
Siempre solo,
Siempre aparte,
Recordándote.
Las gotas caen en el charco de mi alma
Hasta los huesos calados y helados
Y humillando este tormento
Todavía pasa el viento
Empujándome.

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