El papa Francisco en su viaje a Sudán del Sur impulsó la recuperación de la paz y llamó la atención por los más vulnerables.
El papa Francisco hizo una última llamada a la paz en Sudán del Sur al celebrar una misa el domingo ante miles de personas. Con ello ponía fin a una inusual misión de líderes religiosos para impulsar la recuperación del país tras la guerra civil.
En el último día de su peregrinaje africano, Francisco imploró a los sursudaneses que dejaran las armas y se perdonaran. La misa fue en el monumento del país al héroe de independencia John Garang ante unas 100.000 personas, incluidos los líderes políticos del país.
“Incluso si nuestros corazones sangran por las ofensas que hemos sufrido, rechacemos de una vez por todas devolver el mal con mal”, dijo Francisco. “Aceptémonos unos a otros y amémonos unos a otros con sinceridad y generosidad, como nos ama Dios”.
Su mensaje aspiraba a reavivar la esperanza entre los más jóvenes del país, que se independizó en 2011 de Sudán. Un país de mayoría musulmana, pero se ha visto castigado por la guerra civil y el conflicto.
El presidente, Salva Kiir, su veterano rival, Riek Machar, y otros grupos de oposición firmaron un acuerdo de paz en 2018. Pero algunas cláusulas del acuerdo, incluida la formación de un ejército unificado, siguen sin aplicarse y los brotes de violencia han continuado.
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“Hemos sufrido mucho”, dijo Natalima Andrea, de 66 años y con siete hijos, que se enjugó una lágrima mientras esperaba a que comenzara la misa de Francisco. “Necesitamos una paz permanente ya, y confío en que esas plegarias traigan una paz duradera”.
El Vaticano dijo que más de 100.000 personas asistieron a la Eucaristía y llenaron el campo en el Mausoleo de Garang y las calles aledañas.
Una misión ecuménica
En un intento de facilitar el proceso, Francisco se reunió en la misión ecuménica con el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y el moderador de la Iglesia de Escocia, el reverendo Iain Greenshields. El objetivo de los líderes católico, anglicano y presbiteriano era instar a Kiir y Machar a renovar su compromiso con el acuerdo de 2018.
Welby y Greenshields se unieron a Francisco en el altar en la misa del domingo y tenían previsto acompañarle en el vuelo de vuelta a Roma. El avión del papa despegó más tarde desde Yuba.
Los tres pretendían también llamar la atención del mundo sobre la situación del país, rico en petróleo pero que sigue siendo uno de los más pobres del mundo. Las necesidades humanitarias se disparan para los dos millones de personas desplazadas por enfrentamientos y años de inundaciones más fuertes de los normal. Las acusaciones de corrupción de organismos de supervisión también son generalizadas. Algunos sursudaneses señalaron a la llegada del Papa que su modesto vehículo chocaba junto a los lujosos modelos de las autoridades locales.
Durante la visita de tres días, Francisco, Welby y Greenshields intentaron llamar la atención sobre la situación de los más vulnerables de Sudán del Sur. Las mujeres y niños que han sido los más afectados como desplazados y suponen la mayoría de la gente que vive en campamentos temporales.