En una sociedad en la que el estrés y el malestar se han cronificado, el correcto abordaje de las denominadas enfermedades psicosomáticas se vuelve crucial para el sistema de salud.
Sin embargo, la herencia de un sistema que, durante décadas, ha rechazado el origen emocional de muchas patologías o, en caso de considerarlas, ha dudado de ellas y ha relegado a los que las sufren a enfermos “de segunda”- un ejemplo de actualidad es la covid persistente, de la que muchos especialistas siguen renegando a día de hoy- hace necesario que se valide una ciencia que tiene tanta importancia para el bienestar psicosocial.
La somatización es un proceso que se produce cuando la respuesta de nuestro organismo al estrés no sirve para sacarnos de una situación puntual de peligro, sino que, al mantenerse en el tiempo, debilita los sistemas de homeostasis, que son los que nos protegen de la enfermedad.
Es entonces cuando esos problemas que sufrimos solo en nuestra mente pasan al cuerpo en forma de dolores, alteraciones musculares, intestinales, insomnio, debilidad del sistema inmunológico, entre otras. De hecho, más de un 25% de las consultas de atención primaria tienen un origen psicológico.
El suicidio, la soledad, la salud mental en la adolescencia y el burnout en las profesiones sanitarias serán algunos de los temas vertebrales las ponencias, que también a abordarán las claves para una atención médica de calidad.
Enfermedades psicosomáticas más frecuentes
Trastornos intestinales funcionales –como el colon irritable–, tensiones musculares como bruxismo y los dolores de cuello crónicos, algunos tipos de reúma, cefaleas y alergias son las dolencias psicosomáticas más frecuentes. Todas ellas se relacionan con alteraciones emocionales crónicas y reprimidas –no expresadas–.
“Los síntomas pueden llegar a ser incapacitantes, pero no hay una lesión orgánica que los explique. Tienen un origen psíquico”, dice González de Rivera.
Las causas son multifactoriales, incluso las enfermedades infecciosas pueden ser favorecidas o contrarrestadas por el estado anímico.
Puedes leer: ¿Es bueno o malo ingerir fruta con el estómago vacío?
“La gente acude al médico diciendo que se encuentra mal, pero el médico no sabe qué enfermedad diagnosticar. Cuando empieza a preguntar sobre las condiciones de su vida, es cuando el paciente empieza rebelar conflictos personales y emocionales”, añade.
Con información de La Razón de España
Otras noticias de interés