Erika de la Vega reveló que tuvo síntomas de depresión. La animadora venezolana recordó cómo atravesó por una etapa en su vida donde no encontraba respuestas a lo que les estaba pasando.
“Cuando tienes que vivir esa oscuridad para encontrar luz en sitios donde antes no había, uno se aísla. En ese momento, cuando comencé a vivir eso hace 5 o 6 años, no sabía qué hacer, a quién llamar, a quién decirle, cómo vivir de otra manera, no sabía la importancia de pedir ayuda”, dijo De la Vega en entrevista en el podcast “Camila Live” de Camila Canabal.
“En parte viene el comienzo del pódcast ‘En defensa propia’. Dios mío que hago si tengo que cambiar… En el camino me di cuanta que hice todo lo normal que uno experimenta; te aíslas, crees que te está pasando a ti sola, te quedas en silencio porque crees que algo está mal contigo y crees que todos están en tu contra”, continuó Erika.
Sin motivación
Asimismo, la caraqueña recordó los síntomas de esta enfermedad de la que no sabía nada. “Lo primero fue que no tenía ganas de moverme, de hacer lo normal, pararse, preparar a tu hijo al colegio y llevarlo, volver y hacer ejercicio, sentarte en la computadora. Lo que quería era acostarme en la cama hasta que pudiera”.
En ese entonces, Erika de la Vega pensaba, sin saber que era eso lo que la estaba llevando por otro camino, que se había terminado toda relación con su trabajo. “Una persona activa, que vive sus ideas, que siempre está creando, pues era extraño y lo comencé a tapar porque en ese momento empecé a hacer cosas maravillosas, como la obra. Nunca había hecho obras. Entonces yo pensaba que era el cansancio del teatro.
“No sabía que tenía eso”
Y relató: “Es como si te cayera cemento encima, sin ganas de nada, sin luz sin nada…me activaba en el teatro que además toca el tema de la depresión, pero yo no sabía que tenía eso”.
Desde 2018 se encuentra realizando “Puras cosas maravillosas” de Duncan Macmillan, dirigida por Michel Hausmann.
Durante la entrevista, Erika de la Vega comentó que en la obra la protagonista llora mucho y comenzó a indagar por qué ella estaba llorando tanto. “Empecé a conectar con la gente no desde la risa, sino desde otra sensación, otro sentimiento”.
“Venía gente que no me conocía y me preguntaban si yo estaba bien y comenzaron a llegar como señales, entonces algo puede ser que me esté pasando y yo no me estoy dando cuenta”, relató.
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El descubrimiento
Fue entonces cuando en un viaje de trabajo una amiga le recomendó ir al psicólogo, ir a terapia. “Fui…ahí descubrí todo lo que me había pasado con mi propia transformación que no la había aceptado, de querer hacer otras cosas, lo que estaba haciendo en la televisión no me estaba haciendo feliz, no le veía propósito y me pregunta ¿esto es lo que yo voy a hacer toda mi vida?”, contó.
“Fue un proceso donde empecé a reconocerme de nuevo porque comencé a pensar: ‘¿De que sirve todo lo que hice si aquí (Miami)? No te lo valoran’. La validación mía era a través de los ojos de los demás, cuando fui a valorarme yo no sabía de donde sostenerme”, destacó.
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