La presentadora venezolana Érika de la Vega se encuentra estable tras su accidente al intentar practicar el deporte extremo.
“Guapa y poco apoyada en sus skies perdió el control y derrapó”, esto cuenta Érika de la Vega, quien decidió aprovechar unos días libres para disfrutar en compañía de su hijo, Matías, de la nieve de las montañas de Colorado, Estados Unidos, sin imaginar lo que pasaría después.
La criolla le contó los resultados de su travesía a sus seguidores en Instagram. “Érase una vez una mujer llamada Erika que tiene un hijo de 14 años que se llama Matías. Un día decidieron irse a esquiar en su break de vacaciones para disfrutar de las nevadas montañas de Colorado”, comenzó a contar de la Vega en su intento por esquiar en una publicación acompañado de un carrusel de fotos que evidencia lo que sucedió.
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Para nadie es un secreto que el esquí es un deporte extremo que requiere de muchos cuidados y quienes lo practican asumen varios riesgos.
Tal parece que las vacaciones familiares no llegaron con el final esperado. De la Vega, quien seguramente tiene una apretada agenda por su espacio En defensa propia, quiso hacer esta ventura para seguir cultivando el amor que siente por su único hijo.
Una experiencia para aprender
“Los primeros días fueron lindos, con cielo azul y el sol caliente. Después cayeron nevadas como si fuera diciembre. El último día Erika se sentía confiada y sin instructor se lanzó con su hijo y amigos a disfrutar de la última esquiada”, continuó relatando.
Asimismo, de acuerdo con las fotografías se puede observar que Érika y Matías tuvieron el equipo de seguridad para esta entretenida actividad
“Guapa y poco apoyada en sus skies perdió el control y derrapó una pierna pa’ un lado y otra pal’ otro y al tratarse de levantar sabía que algo se había roto”, siguió contando la travesía.
Aunque no dio muchos detalles de la caída, la locutora salió optimista “y en silla de ruedas volvió a su casa a rezar el rosario completo porque tenía la esperanza de no tener el ligamento choreto”, bromeó.
Asimismo, Érika, con la gracia que la define, finalizó el cuento como un episodio más de sus aventuras. “Les dejo una nueva historia de muletas, hielo e ibuprofeno que en fotos se explica en pleno”.
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