Golden State y Kings volvieron a regalar un partido espectacular, quizás el mejor de lo que va de eliminatoria de playoffs.
Los locales Golden State se impusieron por 126-125 y lograron sacar adelante un choque en el que iba prácticamente media serie para ellos, pues volver a Sacramento con 3-1 les habría dejado en una situación límite en la eliminatoria. Será sin embargo un 2-2 lo que luzca en el marcador global cuando se lance el balón al aire el próximo miércoles, un 2-2 al que, eso sí, Golden State llegó de forma más que sufrida.
Hubo tramos de partido en los que parecía que los de Kerr iban a poder escaparse, especialmente al final del tercer cuarto, al que se llegó con la máxima diferencia de la noche (102-92), pero Sacramento no se cansó de mostrar capacidad de reacción y de aferrarse al partido una vez tras otra.
De’Aaron Fox, de nuevo imperial, se encargó una vez más de comandar al equipo, esta vez con la inestimable colaboración de un Keegan Murray que, tras un arranque de playoffs bastante flojo, llegó por fin a la serie esta noche. Tras sumar un total de 10 puntos en los tres primeros encuentros, el rookie terminó en esta ocasión con 23, y con su 5/7 en triples ayudó al base a mantener al equipo a la estela de los locales.
Parecía sin embargo que estos habían logrado controlar la situación cuando, con 48 segundos para el final y 126-121 en el marcador, Malik Monk no consiguió anotar en su intento de penetración a canasta, dando a Golden State la opción de dejar correr el tiempo y buscar una canasta que matara definitivamente el duelo. Pero llegó entonces un error que, si el resultado hubiese sido otro, habría pasado a la historia de la competición.
Barnes perdona la vida a sus ex
Curry pidió tiempo muerto a pesar de que a los suyos no les quedaban más, lo que le costó una falta técnica y dio a los Kings un tiro libre y posesión. Monk anotó el tiro libre y, para apretar aún más las cosas, Fox convirtió un triple que puso el 126-125, apretando el partido de la nada. Y por si fuera poco, Steph falló en el siguiente ataque local. Con 10 segundos para el final, los Kings tenían balón para ganar.
Todos los ojos se posaron en Fox, que con 38 puntos lideraba el partido en anotación y con 12 de ellos en el último cuarto había liderado también la reacción de los suyos. Era el hombre a buscar y los Warriors lo sabían.
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Draymond Green fue su defensor cuando empezó la jugada, pero los visitantes trataron de forzar un cambio mediante un bloqueo directo, dejando a Curry sobre él. No obstante, Draymond nunca se despegó del todo, y entre ambos lograron que De’Aaron agotara bote y se quedase sin opción de buscar el aro. Pero para ello, tuvieron que dejar abierto a Harrison Barnes, que recibió el balón y lanzó un triple que valía un mundo para ambos equipos.