Inter Miami goleó 1-4 a la selección de Hong Kong en un partido, en el que no jugaron Leo Messi y Luis Suárez para la decepción de los aficionados asiáticos.
Con las cuarenta mil localidades del estadio vendidas, Inter Miami se presentó en Hong Kong dispuesto a sumar el primer triunfo de esta gira de pretemporada tras el empate frente a El Salvador y las derrotas con Dallas, Al Hilal y Al-Nassr, estos dos últimos en Arabia Saudí.
El partido, enmarcado como uno de los ochenta grandes acontecimientos que se celebran en el primer semestre del año para impulsar la economía hongkonesa, fue una fiesta para la población local, que dio colorido al encuentro desde horas antes del comienzo.
Leo Messi y Luis Suárez, en el banquillo junto a los españoles Sergio Busquets y Jordi Alba, comprobaron desde fuera cómo sufrió su equipo en los primeros minutos, en los que la selección hongkonesa estableció una presión y una intensidad muy alta que les llevó a gozar de varias ocasiones.
A los cuarenta minutos Robert Taylor, con un disparo con el interior desde la frontal, abrió el marcador para el conjunto estadounidense pero la alegría les duro poco porque justo antes del descanso Anier se aprovechó de un error del argentino ‘Toto’ Avilés para igualar la contienda.
En la segunda mitad el Inter de Miami marcó en apenas cinco minutos, del 50 al 55, dos goles que sentenciaron el choque.
El primero llegó tras un saque de esquina que aprovechó Lawson Sunderland para marcar a placer y el segundo con un disparo con la zurda del ecuatoriano Leonardo Campana dentro del área ante el que nada pudo hacer el portero.
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Con el marcador encarrilado, Gerardo ‘Tata’ Martino, técnico del Inter de Miami, puso sobre el césped a Sergio Busquets y Jordi Alba, que nada más salir tuvo en sus botas el cuarto tanto con un disparo a puerta que despejó un defensor local.
A falta de cinco minutos para el final Sailor redondeó la goleada con un remate de cabeza al primer palo que se coló en la portería de la selección hongkonesa.
El partido terminó con algunos pitos por parte de los aficionados locales, decepcionados por no ver jugar a los dos ídolos del conjunto estadounidense.