Aunque realmente nuestras uñas no respiran, ya que los nutrientes y el oxígeno lo absorben de nuestra sangre, existen ciertos motivos por los cuales es recomendable descansar entre manicuras.
Los esmaltes que usamos, que no son permanentes o semipermanentes, no entrañan gran problema para nuestras uñas, más allá de agravar los que ya pueda tener nuestra uña si nos las pintamos una vez “enfermas”.
Aun así, te recomendamos que, siempre que puedas, utilices esmaltados lo más naturales posibles y libres de “formaldehído”, una sustancia química que resulta muy agresiva.
Tus uñas te piden un respiro
Lo que más debilita la uña es parte del proceso previo al esmaltado, cuando se emplean pulidores eléctricos o muy abrasivos que desprenden algunas células y generan grietas o irregularidades.
Pero, además, existen símbolos cómo la aparición de granulación de queratina (manchas ásperas y blancas en la superficie de la uña), descamación, crestas y divisiones o cutículas deshidratadas que muestran un «cansancio» en tus uñas. Cuando la uña presenta estos síntomas, es más frágil y es más probable que se rompa.
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Uno de los principales problemas de no dejar respirar la uña es que, si se encuentran infectadas al taparla las bacterias continúan multiplicándose.
Lo mejor estos problemas es dejar que las uñas respiren entre 24 y 48 horas antes de volverlas a pintar.
Aunque si te cuesta mucho, dejarlas descansar por la noche bastará para que recuperen un poco. Además, introducir en la rutina de manicura alguna base regeneradora antes de aplicar el esmalte, te ayudará a que no se resequen tanto.
Con información de la Razón de España
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