La Copa del Mundo que ganó la selección de Argentina va mas allá de lo deportivo. Esta es una copa para un pueblo que necesitaba ganar.
Una Copa del Mundo que va mas allá del deporte. La tercera estrella mundialista es un destello de luz para un pueblo que necesitaba dar un paso fuera de la oscuridad.
“Los pibes de Malvinas que jamás olvidaré”, así reza el cántico de la actual campeona del mundo. Una especie de honor a los caídos es este fragmento de la popular canción que hace memoria a la guerra de la Malvinas, un conflicto bélico donde soldados argentinos (los pibes de Malvinas) perdieron la vida ante la corona inglesa para defender su territorio.
Argentina hace justicia, en el 86 ganaron la Copa del Mundo justamente ante Inglaterra y ahora, 36 años después, vuelven a plantar cara ante un combinado europeo.
La “tierra de Diego y Lionel” ha tenido en su historia personajes hostiles como Videla, quien encabezó una dictadura militar que sumergió a los argentinos en siete años de tragedia, tal como señala el medio France 24: “Fueron años de oscuridad, de censura y de represión”, a lo que también hay que añadir secuestros y asesinatos.
Los procederes de la nueva Argentina no podrían ser otros que sus futbolistas. Kempes, Maradona, Messi y Alfredo Di Stefano son algunos nombres que iluminan la oscura historia de un pueblo que vive de conflicto en conflicto.
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Un premio que lo reciben todos
Una Copa del Mundo significó el encuentro masivo entre argentinos. Un encuentro providencial que une a una de las naciones con mayor desigualdad social a causa de la crisis económica que los hace padecer una “distribución regresiva” donde algunos reciben más y otros menos, pero la Copa del Mundo la reciben todos en la misma plaza y con la misma camiseta.
36 años han pasado desde que Argentina no ganaba una Copa del Mundo y esto parece hacer justicia a un pueblo que necesita ganar algo realmente, sobre todo si se tiene en cuenta lo que señaló Estefanía Pozzo en su artículo para el Washington Post: “Alrededor de un tercio de los y las trabajadoras de Argentina son pobres”.
El fútbol teje historias de valor que llegan a fundirse con el clamor de la gente, más allá de las grandes inversiones en clubes, contratos de jugadores y selecciones; se trata de un deporte popular donde hasta el que menos sabe lo siente como suyo.