El cambio climático ha dejado de ser un problema de las futuras generaciones. “Ya es cosa del presente”, destaca el experto en conservación de ecosistemas Andreu Escrivá.
Las predicciones para 2050 del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) se están comenzando a hacer realidad casi tres décadas antes.
Se ven en los incendios en Las Hurdes, en el desprendimiento del glaciar en los Alpes italianos y en los récords de temperaturas en Reino Unido, entre otros fenómenos extremos que, “sabemos con certeza”, van a continuar aumentando.
La desaparición de ciudades por el aumento del nivel del mar a causa del deshielo de los polos, los grandes éxodos de refugiados climáticos, el incremento de ciclones, huracanes e inundaciones, la aparición de nuevas enfermedades y la extinción de muchas especies podrían estar más cerca de lo que se creía. “
“Estamos un poco sorprendidos porque la virulencia del cambio climático está siendo muy grande”, apunta el director de conservación del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Enrique Segovia.
Son predicciones “extremas”, reconocen tanto Escrivá como Segovia, porque se trata de un fenómeno complejo que se caracteriza, sobre todo, por la imprevisibilidad.
Por eso, Escrivá prefiere llamarlo “caos climático”. “Va a cambiar, sabemos qué tipo de cosas pueden pasar, pero no conocemos muy bien cuándo podrían suceder ni qué nuevo clima vamos a tener”, asevera.
Sin embargo, los expertos advierten de que sus efectos “ya se están notando” y de que estamos entrando en un periodo de “incertidumbre” que podría cambiar por completo desde nuestra gastronomía hasta nuestro sistema económico.
El calentamiento global podría inundar ciudades y dejar sin agua a millones
Con solo un aumento de 1,5 grados, dicen las conclusiones del IPCC, se incrementarán fenómenos extremos como fuertes tormentas, graves olas de calor, sequías más prolongadas, precipitaciones torrenciales y eventos como la muerte masiva de los bosques, que se llevarían por delante sumideros de carbono críticos. “Si nos ponemos en un escenario de una subida por encima de los dos grados, no quiero ni pensar qué pasaría”, lamenta Segovia.
“Si ahora mismo estamos en 1,1, y ya vemos cómo se derriten los glaciares, ¿cómo será la Tierra dentro de 20 años?”, cuando se podría alcanzar una temperatura media de unos 32 grados.
El científico y profesor de Geografía Física en Londres Mark Maslin fue más allá y se planteó cómo sería el planeta en el año 2100.
Lo hizo en una parte de su libro How to Save Our Planet: The Facts (2021), donde estimó que el nivel del mar subiría más de un metro por la expansión del océano y el deshielo.
Así, muchas ciudades importantes como Río de Janeiro, Miami y Hong Kong serían inhabitables.
Muertes, incendios e inseguridad alimentaria: consecuencias de las olas de calor
Los golpes de calor matan, y el cambio climático está detrás de ellos. Así se ha podido comprobar durante los últimos días en España, donde la segunda ola de calor que ha azotado gran parte del país ha dejado más de 600 muertos.
Pero esto es algo de lo que ya vienen avisando los científicos desde hace algún tiempo.
Concretamente, un artículo publicado en Nature Climate Change en 2021 aseguró que más de un tercio de todas las muertes mundiales entre 1991 y 2018 relacionadas con el calor podían atribuirse al calentamiento global.
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Como apunta el experto en medio ambiente y autor del libro Y ahora yo qué hago. Cómo evitar la culpa climática y pasar a la acción Andreu Escrivá, las temperaturas van a continuar subiendo.
“No hay ningún escenario actual en el cual bajen, ni aunque cortemos las emisiones de CO₂ en los próximos 40 o 60 años”, lo que tendrá consecuencias aún mayores.
La mortalidad y problemas de salud como la ansiedad y el estrés, por ejemplo, muy probablemente se incrementarán a la par que los grados. Es más, el Pacto Mundial de la ONU considera que las muertes por golpes de calor se multiplicarán por 40 en España.
Con información de RTVE
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