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miércoles, abril 10, 2024

Temperaturas gélidas afectan a millones de personas en EE. UU.

Millones de personas tuvieron que buscar refugios cálidos por la enorme tormenta que produjo temperaturas gélidas que además arruinó los planes para la navidad.


Millones de personas buscaban cobijo la noche del sábado y el domingo de madrugada en medio de gélidas temperaturas. Una enorme tormenta que ha matado al menos a 18 personas en Estados Unidos. El meteoro atrapó a algunas personas en casas con fuertes nevadas y dejó sin electricidad a cientos de miles de viviendas y negocios.

El tamaño de la tormenta se extendía desde los Grandes Lagos, cerca de Canadá, al Río Bravo, en la frontera con México. En torno al 60% de la población estadounidense estaba bajo alguna clase de alerta o aviso meteorológico. La temperatura se desplomó por debajo de lo normal desde el este de las Montañas Rocosas a los Apalaches, según el Servicio Nacional de Meteorología.

El sábado se cancelaron más de 2.360 vuelos nacionales e internacionales, según el sitio web de monitoreo de vuelos FlightAware.

Los expertos señalaron que se había producido una ciclogénesis explosiva, en la que la presión atmosférica cae muy rápido en una tormenta fuerte. Cerca de los Grandes Lagos provocó ventiscas con nieve y vendavales.

Tormenta provoca cortes eléctricos

La tormenta desató toda su furia en Buffalo, donde vientos con fuerza de huracán y una intensa nevada paralizaron los servicios de emergencia. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, dijo que casi todos los camiones de bomberos de la ciudad estaban varados por la nieve. El aeropuerto permanecería cerrado el lunes.

Puedes leer: Tormenta invernal sin precedentes afecta a EE. UU.

Las fuertes nevadas y los cortes de energía del día anterior hicieron que algunos residentes de Buffalo decidieran salir a cualquier lugar que tuviera calefacción. Pero con las calles de la ciudad cubiertas por una gruesa capa blanca, eso no era una opción para algunos. Jeremy Manahan, que cargaba la batería de su celular en su auto estacionado tras casi 29 horas sin electricidad.

“Hay un albergue para calentarse, pero está demasiado lejos para que pueda llegar. Obviamente no puedo manejar, porque estoy atrapado”, dijo Manahan. “Y uno no puede estar fuera más de 10 minutos sin sufrir síntomas de congelación”.

Temperaturas gélidas

Dos personas murieron el viernes en sus casas de Cheektowaga, Nueva York, cuando los equipos de emergencia no pudieron llegar. Otra persona murió en Buffalo.

Ditjak Ilunga, de Gaithersburg, Maryland, viajaba con sus hijas a Hamilton, Ontario, cuando su camioneta quedó atrapada en Buffalo. Como no podían conseguir ayuda, pasaron horas con el motor en marcha en el vehículo azotado por el viento y casi sepultado por la nieve.

Cuando casi no quedaba combustible, Ilunga tomó la decisión desesperada de enfrentarse a la dura tormenta para llegar a un albergue cercano.

“Si me quedo en este auto voy a morir aquí con mis hijas”, recordó haber pensado, y dijo que creía que debían intentarlo. Lloró cuando la familia cruzó las puertas del albergue. “Es algo que no olvidaré en mi vida”.

La tormenta dejó poblaciones sin electricidad desde Maine a Seattle, y un importante operador eléctrico advirtió a 65 millones de personas en el este de Estados Unidos de posibles apagones generalizados.

En los seis estados de la región de Nueva Inglaterra, más de 273.000 clientes de la red continuaban sin electricidad. Maine es el más afectado, y algunas empresas de servicios públicos advirtieron que podrían pasar días antes que se restablezca la energía.

La frontera con México

En México, migrantes acampados cerca de la frontera estadounidense enfrentaban un frío inusual. Esperan por una decisión de la Corte Suprema sobre las restricciones de la pandemia que impedían a muchos pedir asilo.

Vivian Robinson, de la iglesia Ministerio Urbano Espíritu de la Verdad en Buffalo, dijo que su marido y ella habían acogido y cocinaban para 60 o 70 personas, entre viajeros varados y vecinos de la zona que se habían quedado sin calefacción o electricidad, y que pasarían la noche del sábado en la iglesia.

Muchos llegaron con la ropa cubierta de hielo y nieve, llorando, con la piel enrojecida por las temperaturas de un sólo dígito. El sábado por la noche se preparaban para pasar la Navidad juntos.

“Es conmovedor ver el dolor de que pensaron que no iban a conseguirlo, y ver que habíamos abierto la iglesia. Les dio una gran sensación de alivio”, dijo Robinson “Los que están aquí lo están pasando muy bien. Va a ser una Navidad diferente para todos”.

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